Me equivoqué de carrera

Escrito por: Jazmin Infante Faura



¡Hola chicas!


Escribo este artículo pensando que se acerca el día de la psicología en mi país. También tengo en mente a mi padre quien fue uno de los primeros psicólogos aquí y quien, en compañía de otros colegas suyos del Colegio de Psicólogos, determinaron el 30 de abril como el día para celebrar la psicología en Perú.


Quizás porque mi papá y mi mamá eran psicólogos, pensarías que me fue fácil elegir esta carrera, pero ¡te equivocas! Me tomó una carrera (otra), 6 años, y meses de sesiones con mi psicóloga, acercarme con amor a esta profesión.


Hoy quiero contarles una parte de mi historia de vida relacionada al descubrimiento de la verdadera pasión de mi vida: la psicología.



Cuando estaba en los últimos años escolares realmente no sabía qué estudiar. Nunca me pregunté qué quería hacer en mi vida, siempre me pregunté ¿qué me veo estudiando? Después de algunas pruebas psicológicas y análisis exhaustivos, llegué a la conclusión de que Administración de Empresas era la mejor opción para mí porque era hábil tanto en letras como en números, pero igual no me veía haciendo por completo una más que otra. Prefería más bien una mezcla: a veces cálculos matemáticos, a veces leer.


En los primeros ciclos de la carrera, recuerdo vagamente el curso Fundamentos de Psicología. Y digo vagamente porque no me llamó la atención en lo más mínimo. No sé si (¿inconscientemente?) intenté tomar un rumbo MUY distinto al de mis papás, pero lo cierto es que así empezó mi camino profesional.


Aunque no me consideraba una persona extrovertida ni súper sociable, sí disfrutaba del espacio social universitario. Conocí al que es hoy mi compañero de vida y empecé a relacionarme con personas que luego se convertirían en mis verdaderos amigos. Disfrutaba conversar con ellos, invitarlos a mi casa a estudiar, escucharlos, darles consejos.


Sin embargo, no disfrutaba en absoluto las clases, me sentía inadecuada, no me importaba en lo más mínimo los diferentes estilos de liderazgo ni los diversos organigramas que podría tener una empresa, mucho menos la contabilidad, las finanzas o logística. Siempre fui buena estudiante por lo que simplemente iba al mínimo requerido de horas necesarias para pasar el curso, estudiaba 1 día antes del examen y listo. Quizás por esto no me cuestioné respecto a si era o no mi vocación HASTA QUE EMPECÉ A TRABAJAR.


Tuve diversas prácticas profesionales, unas mejores que otras, pero no económicamente hablando. Si trato de recordarlas, el ranking de qué tan bien o mal me fue, estaría relacionado a qué tan buena relación tenía con lxs demás.


Poco a poco fui descubriendo que lo que me gustaba no era la administración. Lo que realmente disfrutaba era el contacto con mis amigxs, juntarnos a conversar, ir a almorzar, escucharlxs.


Me percaté que era necesario empezar una búsqueda que luego se volvería el mantra de mi vida; una búsqueda por encontrar mi lugar en este mundo, mi verdadera vocación y, por ende, dedicar las horas de mi vida en hacer algo que me haga sentir verdaderamente satisfecha. Es así que poco a poco, después de muchas horas compartidas con mi psicóloga y con mi propia esencia, decidí que mi camino estaba en ayudar a los demás, escuchándolos y guiándolos en sus caminos de vida.


Pensé primero que quizás si me enfocaba en el área de Recursos Humanos esto sería más fácil y estaría más alineado con lo que yo quería. Me esforcé en ello, pero una vez más vi que ahí no era.


Poco a poco fui haciendo las paces con la idea de que la Administración y el trabajo en oficina no era lo mío y que realmente lo que se alineaba más con mi vocación era la Psicología, específicamente el trato con los pacientes a través de la terapia.


Tampoco crean que el camino fue fácil. Releyendo mis propias palabras creo que podrías pensar que fue sencillo tomar esta decisión, pero realmente no lo fue en un inicio. Diría que muchas cosas se fueron dando, pero realmente recuerdo un quiebre en mí, como una crisis existencial donde todo estaba nublado, me sentía inadecuada y realmente angustiada. Es ahí, en medio del dolor y la confusión que pedí ayuda psicológica y luego todo se volvió más fácil.


Una vez tomada la decisión por supuesto que disfruté de mis clases y del nuevo grupo de amigas que encontré en mi nueva universidad, pero también, en todo este camino aparecieron unos amigos un poco indeseados: la comparación, la inseguridad, la duda. Veía dónde estaban mis amigxs de mi primera carrera: trabajos espectaculares, economías muy superiores a la mía, realización profesional… todo esto mientras yo recién empezaba una nueva carrera.


Sin embargo, puedo decir que aun con esos amigos indeseables, fue más fuerte la voz de mi propia esencia que a gritos pedía enfocarse en lo que le hacía bien, en su verdadera vocación y su PROPIO CAMINO DE VIDA.


Una década después de esto, puedo decir que estoy donde quiero estar y que sé que esto no es estático. La búsqueda siempre continua, la pregunta de si estoy donde quiero estar es permanente y se hacen ajustes si es necesario.


Desde mi propia experiencia, hoy me gusta ayudar a mujeres que, como yo en algún momento, no se sienten satisfechas con su vida actual, que quizás les da miedo aventurarse a algo nuevo. He acompañado a mujeres a empezar emprendimientos, estudiar maestrías, irse a vivir a otro país.


Si crees estar teniendo una crisis existencial, no sabes qué quieres en la vida o quizás sabes qué quieres hacer, pero tienes miedo o no sabes cómo lograrlo, ¡pide ayuda! Estamos aquí para apoyarte porque #juntasesmejor


Si tienes dudas sobre qué ayuda necesitas, puedes solicitar una reunión gratuita de 15 minutos para guiarte. No estás sola. Agenda tu primera reunión aquí

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auténtica tribu

Jazmin Infante Faura

¡Hola!

Soy Jazmín. Estudié Administración de empresas, pero mi vocación es la psicología. Años después de ser administradora decidí dejar de escuchar afuera y empezar a escucharme a mí misma y lo que necesitaba para ser feliz. Fue ahí que decidí empezar una nueva carrera: Psicología. Luego de estudiar la carrera, me formé como psicoterapeuta Racional Emotiva Conductual (TREC).

Así como yo lo hice, me encanta ayudar a otras mujeres a encontrar su propio camino, a observar la vida como un sin fin de enseñanzas y ver nuestros sufrimientos como oportunidades de aprendizaje.

Además, me gusta desarrollar mi lado espiritual a través de la meditación, la práctica del mindfulness y el yoga. También disfruto mucho bailando, estando en la naturaleza y comiendo postres :)



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